La comunidad lo ha venido haciendo durante más de 50 años, a pesar de que la poligamia es ilegal bajo la Sección 293 de la ley recogida en el Codigo Civil de Canadá
Canadá enfrena una situación legal inusual: una corte debe decidir en los próximos meses si la ley contra la poligamia que rige en el país viola la garantía constitucional de la libertad de religión y, por tanto, si la poligamia es considerada o no un delito.
Asentado en el medio del Valle de Creston, cerca de la frontera de la provincia de la Columbia Británica con Estados Unidos, se encuentra el apartado caserío de Bountiful.
Lo que distingue a este asentamiento de unas 1.200 personas de sus vecinos rurales es que muchos de sus residentes practican abiertamente la poligamia.
La comunidad lo ha venido haciendo durante más de 50 años, a pesar de que la poligamia es ilegal bajo la Sección 293 de la ley recogida en el Codigo Civil de Canadá.
Los residentes de Bountiful son parte de una escisión fundamentalista de una secta mormona, que creen que un hombre debe de casarse al menos con tres mujeres para poder entrar en el cielo algún día.
La iglesia Mormona principal, el Movimiento de los Santos de los Últimos Días, prohibió esta práctica hace más de medio siglo.
Pero, mientras la poligamia es técnicamente ilegal, punible con hasta cinco años de prisión, sólo ha habido una persecución judicial exitosa: una condena de 1899 contra un hombre indígena de la nación de Kainai que practicaba un tipo de matrimonio tradicional.
La Columbia Británica ha sido criticada por permitir el advenimiento de la poligamia, pero parte de las razones del fracaso a la hora de prevenirla están relacionadas directamente con la religión: bajo la Carta de Derechos y Libertades de 1982, la libertad de religión es custodiada como un derecho fundamental.
"Cumbre de poligamia"
En los últimos 20 años, Bountiful ha sido el centro de acusaciones de abuso de niños, matrimonios forzados y tráfico de novias adolescentes entre Canadá y Estados Unidos.
En 2009, dos lideres rivales de la comunidad, Winston Blackmore y James Oler, enfrentaron juicios por poligamia.
Blackmore estaba acusado de tener 20 mujeres. Nueve de sus mujeres eran menores de edad cuando se casaron, y cuatro de ellas contaban con 15 años, según la declaración jurada archivada por la Policía Montada de Canadá en 2009. Oler fue acusado de tener dos mujeres.
En varias ocasiones, Blackmore admitió haber mantenido relaciones sexuales con mujeres de 15 y 16 años de edad.
Una de estos reconocimientos se produjo en 2005 en una "cumbre de poligamia" organizada por sus mujeres, cuando trató de explicar que la poligamia era un estilo de vida practicado por el Movimiento de los Santos de los Últimos Días, la secta de 10.000 miembros que rompió las relaciones con la Iglesia Mormona en los años '30.
Se sabe pero no se dice
El juicio falló por un detalle técnico. Se había concebido como un caso de prueba, pero su desplome dejó abierta la cuestión de si abrir un proceso legal podría dejar sin respuesta la cuestión constitucional de la libertad de religión.
La poligamia es también ilegal en Estados Unidos, y, en 2005, las autoridades en ese país y en la Columbia Británica acordaron cooperar para darle seguimiento a las acusaciones de explotación sexual cometidas por grupo.
Pero la policía ha hablado en varias ocasiones de las dificultades en investigar las acusaciones porque las comunidades son secretas y pocas personas están dispuestas a declarar como testigos.
Jan Shipps, una destacada erudita acerca de los mormones en Estados Unidos, describe la poligamia como "la tía loca del ático".
"Todo el mundo sabe de su existencia pero finge que no está ahí", le explica a la BBC. Históricamente, afirma, ha habido dificultades a la hora de procesar judicialmente a personas que conviven juntas pero que no están casadas.
"En Utah y Arizona, hacen la vista gorda a no ser que resulte obvio que niñas de 14, 15 o 16 años están involucradas o de que estén abusando el programa de asistencia gubernamental".
Como el hombre está casado legalmente sólo con su primera mujer, sus otras esposas cumplen los requisitos necesarios para solicitar programas de asistencia social como madres solteras, explica.
Malo para las mujeres
En Canadá la mayoría de los ciudadanos, el 82%, se oponen a legalizar la poligamia, de acuerdo a una encuesta realizada por la empresa Compass en 2006 para el Instituto de Valores Canadienses y el diario The Vancouver Sun.
Los abogados que representan a la fiscalía general del Estado de Canadá y la Columbia Británica posiblemente puedan demostrar que la poligamia es perjudicial para las mujeres.
Uno de los argumentos que podrían utilizar sería que la libertad religiosa puede ser invalidada en una situación particular, como la poligamia, si se prueba que garantizar este derecho causará daños a otros.
Daphne Bramham es una periodista de The Vancouver Sunque ha seguido el caso de la comunidad de Bountiful durante años y escribió un libro sobre el tema llamado "La vida secreta de los Santos: niñas novia y niños perdidos en la secta mormona poligámica de Canadá".
Opina que la poligamia en Bountiful está muy lejos de ser una opción de vida.
"Dentro de ese grupo particular, las mujeres no tienen ninguna otra opción. Están separadas de la comunidad principal y no son educadas en la escuela pública", señala Bramham, refiriéndose al aislamiento de la secta de la vida normal en Canadá.
Y, mientras por instinto se tiende a preocuparse por el bienestar de las mujeres y niños, Bramham resalta que hay otras victimas insospechadas: los "niños perdidos".
Malo para algunos hombres
En las sectas poligamas donde un hombre puede tener más de una mujer, no todos los hombres pueden tener esposas.
Los niños perdidos son los que sobran, chicos sin esposas que terminan por abandonar su comunidad pero que desconfían profundamente del mundo exterior y cuentan con muy pocas habilidades para la vida, según afirma Bramham.
Al mismo tiempo, los hombres jóvenes son necesarios para la comunidad. Antes de que deciden irse, "son tratados como esclavos. Los chicos son el motor económico", dice Bramham.
"Los chicos son incentivados para trabajar duro con la promesa de que si son buenos conseguirán una esposa".
Penalizar o no penalizar
La periodista pinta un cuadro de una ciudad saturada de mujeres y niños con trampolínes y juguetes esparcidos a su alrededor pero a la que le falta una cosa: la posibilidad de elegir.
"No tienes la opción de elegir con quién te casas, ni siquiera de para quién trabajas", explica. "Si sólo tienes una opción, esa es la opción que tomarás".
Sin embargo, algunos expertos legales temen que la criminalización de la poligamia pondrá en riesgo a las mujeres a las que la ley trata de proteger.
"Incluso si las mujeres son perjudicadas por la poligamia, también pueden ser acusadas de esta práctica y no veo el sentido en que les den cinco años de cárcel por ello", explica Beverly Baines, una profesora de derecho de la Queens University.
"El concepto erróneo más común es que la criminalización logra algo, pero no es así", asevera.
Este es un caso histórico: si los abogados seleccionados por el juzgado logran con éxito argumentar que la ley existente viola la Carta Magna de Derechos y debería ser eliminada, Canadá se convertirá en el primer país en el mundo desarrollado en despenalizar la poligamia.
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