De acuerdo a la investigación, estas disminuyen el efecto de las reacciones químicas que ayudan a limpiar el aire de los gases emitidos por fábricas y vehículos
Foto: Twentyonecuts / Flickr
Una investigación científica afirma que las luces de las ciudades interfieren con ciertas reacciones químicas que ayudan, durante la noche, a limpiar el aire de los gases emitidos por los motores de vehículos y las fábricas, entre otros.
El estudio, que fue presentado en la reunión de la American Geophysical Union en San Francisco, explica que la contaminación emitida en las ciudades durante el día se transforma en una mezcla tóxica de moléculas. Durante las noches, la naturaleza procura limpiar el smog del aire a través de un óxido de nitrógeno, llamado radical de nitrato. Este proceso se lleva a cabo durante las horas de oscuridad, debido a que el radical es destruido por la luz solar. Sin embargo, las nuevas mediciones realizadas desde un avión sobre Los Ángeles, indican que la energía lumínica emitida de noche por este enorme centro urbano también está suprimiendo el radical.
Aunque las luces sean muchísimo menos potentes que el sol, los especialistas indican que su efecto sobre el importante radical es bastante significativo. “Nuestros primeros resultados indican que las luces de la ciudad pueden hacer más lento el proceso de limpieza nocturno en hasta un 7% y también pueden aumentar los productos químicos iniciales para la contaminación del ozono, al día siguiente, en hasta un 5%”, explicó a la BBC Harald Stark, científico de la agencia estadounidense de estudios atmosféricos (NOAA).
COSAS POR HACER
“Necesitamos más trabajo para poder cuantificar el próximo paso, es decir, cuánto ozono podríamos tener al día siguiente. Sería importante asumir este trabajo, dado que muchas ciudades están cerca de sus límites regulatorios en términos de niveles de ozono , de modo que hasta un efecto pequeño como éste podría ser significativo”, señaló también Stark.
Según los especialistas, el radical de nitrato resulta menos afectado por la luz roja. Sin embargo, es bastante improbable que las autoridades de las ciudades cambien sus luces, bañando el paisaje de rojo intenso. Otra alternativa podría ser dirigir las luces al suelo en vez de hacia arriba, ya que así se reduciría en gran medida el problema, explican los expertos.“Necesitamos más trabajo para poder cuantificar el próximo paso, es decir, cuánto ozono podríamos tener al día siguiente. Sería importante asumir este trabajo, dado que muchas ciudades están cerca de sus límites regulatorios en términos de niveles de ozono , de modo que hasta un efecto pequeño como éste podría ser significativo”, señaló también Stark.
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